Tenemos entonces que la gobernadora Wanda Vázquez extendió el toque de queda hasta el 25 de mayo, mientras a su vez reduciendo algunas de las limitaciones en ciertas industrias y actividades al aire libre.
Mi opinión… lo está haciendo bien, tomando las precauciones necesarias para evitar un aumento súbito de la pandemia en la isla. Hay que ir incrementando la actividad paulatinamente, balanceando con mucho cuidado la parte económica del país con la criticidad de velar por la vida y salud del pueblo. No envidio el trabajo de la gobernadora en estos momentos… no es nada de fácil.
Pero no todo le toca al gobierno. El gobierno puede establecer pautas y dar dirección. Sin embargo, la gran responsabilidad la tenemos nosotros. Los ciudadanos, las compañías, los negocios, las oficinas médicas y otros servicios profesionales, y todo tipo de establecimiento.
No veo la razón por la cual no podamos seguir tomando las medidas de protección y distanciamiento social a las cuales ya deberíamos estar acostumbrados. Por los próximos meses como mínimo, no veo el por qué no podemos seguir utilizando mascarillas en negocios y sitios públicos, y manteniendo la distancia social.
Pero voy más allá.
Entiendo que debe ser obligatorio de toda tienda, ferretería, supermercado, farmacia, etc., el que sigamos teniendo que usar mascarilla para poder entrar. Todo sitio donde se forman filas deberían tener las debidas líneas en el piso marcando la distancia social. En espacios pequeños donde se tiende a amontonar la gente, debería haber control de acceso limitando el número de personas adentro. Salen tres… pueden entrar tres más.
Llamémoslo una nueva forma de vida cotidiana, por lo menos por los próximos meses y cuidado si hasta fin de año. ¿Qué nos cuesta?… con el fin de mantener la tranquilidad mental, y cooperar con lo que debe ser la meta de todos nosotros… la de sobrevivir esta pandemia y poder volver a cierta normalidad.
Al igual que cualquier trabajo en equipo, esto va a depender de todos nosotros. Solo basta con dos o tres inconsiderad@s para propagar un contagio y echar a perder lo que hasta ahora se ha progresado. Como dice el refrán, o remamos juntos o nos hundimos todos.
Claro está, todo el mundo quiere volver a trabajar, a estimular la economía que tanto ha sufrido. Hay que seguir pagando las cuentas. Pero para trabajar, necesitamos salud. Por eso la importancia de mantener las prácticas de protección personal en todo sitio y actividad donde haya aglomeración de personas.
Como pueblo hemos sobrevivido al Huracán María en el 2017, un cambio de gobernador a mitad de término, un déficit multi-billonario, terremotos a principio de año (y todavía), y ahora nos encontramos con el embate del Coronavirus. No hay quien dude de nuestra resiliencia. Sigamos dando la batalla, y aprovechando estos tiempos para acercarnos más a Dios.
Que el Señor nos cuide a todos, e ilumine la mente de nuestros líderes.