Pues aquí estaba yo, un viernes por la tarde en casa, deliberando sobre por quién votar para alcalde de mi pueblo (Luquillo) en las próximas elecciones. Sí, lo sé. Todavía falta casi un año para eso, pero pues…
De momento escucho un alboroto en la urbanización donde vivo, bastante persistente. Era el grupo de Jerry, el actual alcalde, deseándole Feliz Navidad a todos los de la urbanización. Pero no era el usual camión con altoparlantes que pasa por la calle y desaparece en cuestión de segundos. Esto era una ruta específica, parando en diferentes esquinas y permaneciendo ahí por largo rato. Desconozco si Jerry en persona estaba caminando de puerta en puerta saludando a la gente. Lo que sí sé es que la voz en los altoparlantes (a toda boca) estaba acompañada por las obligatorias bocinas de carro y sirenas, amplificando el escándalo.
Por poco salgo corriendo a votar por Jerry, hasta que me acordé que las elecciones no son hasta noviembre del 2020. ¡Caramba! Y yo que iba a salir corriendo. Les digo que hasta el momento estaba indeciso por quién votar… pero al escuchar el escándalo de Jerry y su combo… iba a salir inmediatamente a votar por él. Así es el efecto que esto tiene, mi gente.
Me pregunto si hay conversaciones en la Alcaldía sobre esto entre Jerry y sus jefes de campaña.
Jerry: ¿Cómo podemos atraer más votos para el 2020?
Jefe de Campaña: ¿Por qué no salimos a la calle con sirenas, bocinas, y gritando por altoparlante que tú les deseas a todos unas Felices Navidades?
Jerry: ¿Crees que eso funcione?
Jefe de Campaña: ¡Pues claro! Al puertorriqueño le encanta el alboroto. Además, si lo hacen los cultos religiosos, ¿por qué no lo podemos hacer nosotros?
Jerry: Pero, ¿y si hay alguien que le moleste el alboroto?
Jefe de Campaña: ¡¡Que se __da!! ¿Quién se va a quejar? Acuérdate que el boricua está acostumbrado al atropello. Si lo hace el alcalde, ¿a quién van a llamar? ¿A la policía?
Ambos: ¡¡Jajajajaja!!
Jerry: Bueno… pues dale.
Pues sí… caramba, espero lo hagan más cerca de noviembre 2020 para salir corriendo a votar por él. No vaya ser que se me olvide y vote por el otro.
A propósito… escribiendo este artículo, llevan más de una hora en las mismas, y todavía se escucha acá el estruendo del bocón. “¡¡Luuuu-quiiiii-llooooo!!” “¡¡FE-LI-CI-DAAAAA-DES!!”
Sigo diciendo que no he conocido un puertorriqueño que no le guste estar con un micrófono en la mano. Y “ay” del que se lo quiera quitar.
Pero nada… ya estoy listo para salir a votar. ¿No pueden abrir las urnas desde ahora?