Jack y las Caravanas

Pues mi nuevo amigo norteamericano (llamémoslo Jack) estaba tan contento con la ayuda que le di con las reglas de cómo manejar en Puerto Rico (previo artículo), que pidió “janguear” conmigo para seguir aprendiendo sobre nuestra cultura.

No hace mucho me preguntó sobre las caravanas políticas.  Jack estaba fascinado, porque en Estados Unidos no demuestran tanta emoción hacia sus políticos.  Me preguntó por qué, y yo le sugerí que buscáramos una caravana y preguntáramos.  Por suerte encontramos una por ahí.  Era roja pero para los efectos, pudo haber sido azul.

Había un camión de plataforma con muchas luces y gente montada, saludando a todo el mundo.  Detrás había una fila interminable de carros y camiones, tocando bocina, sirenas, altoparlantes, música… de todo.  Banderas por dondequiera… era todo un espectáculo.  Como la caravana estaba un poco detenida por el tráfico, pudimos acercarnos a un carro bastante atrás en la fila.  El chofer gentilmente nos atendió.  Como Jack ya sabe español, lo dejé a el que preguntara.

Jack: “Buenos días.  ¿Entonces usted apoya al candidato Popular?”

Chofer Carro 1: “Claro que sí.  Siempre he sido Popular.  Mi papa es Popular… mi abuelo era Popular… y mi bisabuelo era Popular.”

Jack: “Bueno… ¿y qué aspecto de la plataforma económica de su candidato usted entiende que puede beneficiar a Puerto Rico?”

Chofer Carro 1: “No mano… yo no sé na’ de eso.  Lo único que sé es que yo no quiero ser estado.  Como decía mi abuelo… ¡Fuego Popular!”

Jack: “Pero… ¿como usted sabe que su candidato va a hacer mejor trabajo que el que está ahora en función?”

Chofer Carro 1: “¡Porque ninguno de ellos sirve!  Sencillo.  Hay que poner un Popular ahí.”

Perplejo y confuso, Jack le dio las gracias.  Le dije no te preocupes, le preguntamos a otro.  Nos dirigimos hacia otro carro más atrás en la fila.

Jack: “Saludos.  ¿Por qué participa usted de esta caravana?”

Chofer Carro 2: “Mano porque me gusta el bullicio y el alboroto.”

Jack: “Pero… ¿conoce usted a los diferentes candidatos y la ideología que representan?”

Chofer Carro 2: “Mira… en veldá en veldá, yo ni sé quiénes son.  Yo estoy aquí porque lo que me gusta es el vacilón y hacer ruido.  De aquí nos vamos a la playa a beber cerveza y tocar reggaetón.”

Ahora sí que Jack estaba confundido.  Pero no queriendo que se diera por vencido, lo convencí que fuéramos a un carro más.

Jack: “Buenas.  Estoy tratando de entender por qué hay tantas personas en esta caravana política, tan emocionadas y haciendo tanto ruido.  Deben tener tremendo candidato.”

Chofer Carro 3: “¿Caravana política?  Mira broder, yo lo que sé es que a mi pana le dieron esta bandera, y yo estaba loco por darle unas buenas aceleradas al motor del carro sin que me llamaran la policía.  Aquí puedo hacer lo que me da la gana.  Chillar goma… tocar bocina… bloquear la calle… o simplemente hacer un escándalo… y nadie me puede decir nada.”

Con eso nos fuimos Jack y yo a darnos una cerveza, y planificar su próxima lección en la cultura boricua.

4 comments

  1. Es para reír y llorar a la vez! Pero, uno puede argumentar que es mejor estar desinformados y alegres a estar informados y amargados…
    Con respecto a la educación cultural de Jack sería beneficioso que diera un paseito por Plaza las Américas y jangueara un rato en los banquitos “people watching”. Allí podría estudiar otro gran fenómeno cultural que caracteriza al puertorriqueño: el famoso “chopin” … no el gran compositor polaco… sino el afán de consumismo que mantiene a tantos subyugados y endeudados.

  2. Hola Ángela, y gracias por tus comentarios. El problema es que esos “desinformados alegres” son los que llenan las urnas electorales de votos íntegros sin tener la más remota idea de por quién están votando y por qué. Ese ochenta y pico por ciento del cual tanto nos orgullecemos, si lo examinamos, probablemente se compone de por lo menos un cincuenta a sesenta por ciento que votan en “automático”, como el chofer del carro # 1. Porque su papá es Popular y su abuelo y bisabuelo eran Populares. Y esto es precisamente lo que nos mantiene en el ciclo vicioso interminable de cada cuatro años. Como dice la frase en ingles… “wash, rinse, repeat.” Pero sí… el famoso “chopin” como bien dices, es también parte de la cultura. Uno lee en el periódico que la economía está mala… pero los “malls” están constantemente llenos a capacidad. Una incongruencia que es difícil de comprender. Deja ver si llevo a Jack a uno de ellos.

  3. Uno bromea, pero sin duda ese fanatismo ciego siempre ha sido y continuará siendo un gran problema. Lo vemos ahora con Trump y sus fieles seguidores que sufren de una ceguera selectiva a todas las barbaridades que él dice y hace. O no las ven o siempre le buscan una excusa.
    Y la hipocresía tan descarada de criticar en los del otro partido lo mismo que hace o ha hecho el candidato que uno apoya. Porque aunque uso al presidente republicano como ejemplo esto es un mal de todos los partidos. Un mal que permea toda institución que ponga a un lado el uso de la razón para hundirse en la ignorancia del fanatismo.

  4. Así es, Ángela. “Fanatismo ciego” es el mal que nos agobia tanto en la política de aquí, como ahora en los tiempos de Trump. En el caso de Trump es quizás hasta más marcado. De hecho, te invito a que comentes en cualquiera de los artículos que he escrito sobre Trump en el pasado. Uno tiene que ver con la famosa pared y el cierre del gobierno… y el otro es simplemente dándole “notas” a Trump a la mitad de su término. Trump ha logrado polarizar la nación de tal forma que ha logrado sobrepasar el fanatismo ciego que siempre nos ha caracterizado a nosotros con el dichoso “azul y rojo.” La hipocresía de la cual hablas es muy real también. Es increíble como mucha gente no lo ve. Seguiré dándole duro a la política, porque creo que nos urge cambiar como se han hecho las cosas por los últimos 40-50 años.

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