¡Me encantan las Navidades! Pero en enero tengo un “bono” adicional que se mezcla con los Reyes, y dura varias semanas más. Estoy hablando de los “playoffs” de la liga de fútbol americano profesional (NFL). He sido fanático de este deporte desde niño, y los “playoffs” son mi parte favorita de la temporada.
Por lo general veo los “playoffs” solo, a menos que no consiga a mis hermanos o amistades que quieran verlos conmigo. Es una “sobredosis” de fútbol, en la cual tenemos el “Wild Card Weekend”, seguido por el “Divisional Round Weekend”, y finalmente los “Conference Championships.” Digo finalmente, porque luego de eso solo falta el Super Bowl, el cual por lo general es dos semanas después de los “Conference Championships.”
¿Por qué dos semanas, cuando el espacio entre los otros juegos de “playoff” es una semana? Sencillamente es para darle más tiempo al “hype”, o el despliegue publicitario, en buen español. Lo cual me trae al punto de mi artículo.
Para mí el Super Bowl, el juego de campeonato para decidir el campeón del NFL para ese año, es anticlimático. Pero… ¿por qué?
Bueno… aunque últimamente hemos tenido Super Bowls excitantes y competitivos, también es cierto que en la historia del Super Bowl ha habido bastantes palizas aburridas. Ver un juego de esos es bastante anticlimático, especialmente si los “playoffs” anteriores han sido buenos, y también considerando que el Super Bowl es el último juego de la temporada.
Pero esa no es la razón primordial por mi sentir en cuanto al Super Bowl.
El Super Bowl se ha convertido en un fenómeno cultural, que trasciende el mero hecho de ser un juego de fútbol. El Super Bowl es hoy en día un espectáculo, atrayendo hombres, mujeres y niños… muchos de los cuales no tienen ni remota idea de lo que es un juego de fútbol. Simplemente es un evento festivo, con bombas y platillos, y lo que todo el mundo quiere saber es qué artistas van a cantar y/o bailar en el intermedio (“halftime”) del juego.
Se planifican fiestas… se prende la barbacoa… se montan los inflables para los niños… se compra toda la pica’era y bebelata que se vaya a consumir… y comienza la fiesta. El juego de fútbol es casi un estorbo marcando el paso del tiempo hasta el “halftime show.” De hecho, para los artistas es generalmente un gran honor el ser invitado a aparecer en el intermedio del Super Bowl. La velocidad, coordinación y destrezas para montar la tarima y todo el andamiaje necesario para el espectáculo del “halftime show” son verdaderamente impresionantes. Todo esto en menos de media hora, para que cuando salgan los jugadores (sí… hay un juego en proceso) a la segunda mitad, el campo de juego esté como si nada hubiera pasado.
El intermedio del Super Bowl puede ser el doble en duración que el intermedio de un juego de fútbol regular, por lo cual el efecto en los jugadores pudiera ser que: 1) se recuperan más de golpes y cansancio de la primera mitad, o 2) se enfrían demasiado y pierden la inercia que llevaban.
De todas formas, después del “halftime show” se reanuda el Super Bowl, y el interés en el juego quizás sufre una merma de más de un 75 por ciento porque ya los cantantes y los bailarines se fueron. Una encuesta divertida después del juego se compondría de dos preguntas.
- ¿Cuáles equipos jugaron en el Super Bowl, y quién ganó? “Ay… yo no sé.”
- ¿Quiénes cantaron y bailaron en el “halftime show”? “Jennifer López y Shakira.”
Bueno… este año quizás haga una excepción y vea el “halftime show.”