Me puse a ver una película en Netflix los otros días. Siempre he sido amante de las películas, y qué mejor método de relajación que sentarse a ver un buen filme.
Al comenzar la película, veo que la misma es una producción de “Juan del Pueblo Films.” Me fijo en los excelentes efectos gráficos que acompañan esta pantalla. Mi anticipación aumenta, pensando que si comienza así, debe ser tremenda película.
Esto es seguido por otra pantalla con efectos igual de profesionales, anunciando la participación de “Más Allá Entertainment.” Ya estoy acomodado en la butaca, listo para que comience el entretenimiento.
Pero le sigue otra pantalla más, donde las palabras aparecen con efectos más brutales todavía, y me entero que también hay colaboración de “XYZ Entertainment Group.” Nada… mi esposa no ha llegado a la butaca todavía, y no tengo que ponerlo en “pausa.”
La siguiente pantalla anuncia que también está envuelto “Good Picture Management.” Ya estoy ansioso por saber el título de la película. Me han dicho que es buenísima.
Luego sale una pantalla para “John Doe Films,” lo cual me confunde un poco porque ya hemos visto producción, distribución, gerencia… y me imaginaba que ya habíamos cubierto todas las bases.
Salen tres pantallas más, anunciando varias compañías bajo “films”, “entertainment”, o alguna otra cosa. Finalmente… comienzan a salir las escenas iniciales de la película. Aun así, cuento cinco pantallas más con diversos créditos… hasta que por fin sale el título de la película.
En total conté trece (13) pantallas diferentes antes que saliera el título de la película, ocho de ellas antes que apareciera ninguna escena.
Suerte que la película resultó ser buena. En otra ocasión me dormí en los créditos iniciales y me perdí la mitad de la película.