Con el plebiscito sobre estatus que se está proponiendo para este año, ya serían seis desde el 1967, y el tercero desde el 2012. Debo entender que gran parte de la motivación detrás de este nuevo intento no es solo la frustración que hemos sentido tras los desastres naturales (y otros auto-infligidos) que hemos sufrido en los últimos años, sino las reacciones (o falta de) por parte de los Estados Unidos.
Sin embargo, consideremos lo siguiente. ¿Cuál ha sido la respuesta de Estados Unidos a los últimos plebiscitos, el más reciente hace apenas tres años atrás? Donald Trump ya era presidente de EEUU en aquel momento y sigue siendo presidente. ¿Acaso esperamos obtener una respuesta diferente en esta ocasión?
Aprovecho para reiterar mi aborrecimiento tanto con el PNP como el PPD. He escrito innumerables veces en mi “blog” que si mañana desmantelan los dos partidos, le hacen un bien a Puerto Rico. Ahora todo el mundo está arremetiendo contra el PNP porque son los que están en el poder. Lo mismo pasa cuando “los rojos” están en el poder. Es la misma película, con otros protagonistas.
En mi opinión, estamos perdiendo tiempo y dinero con este nuevo plebiscito. Para los que “no escucharon el boletín”, la estadidad la decide otorgar Estados Unidos. No es algo que Puerto Rico puede exigir y nos la tienen que dar. Yo pensaría que esto es conocimiento público, pero hoy en día, quién sabe.
Mencioné que Donald Trump sigue siendo el presidente de EEUU. Tiene probabilidades de salir reelecto. Vamos a hacer un plebiscito a ver cuántos puertorriqueños entienden que Donald Trump le va a conceder la estadidad a Puerto Rico. Levanten la mano. El líder mayoritario del Senado en EEUU lo es el “simpático” senador Republicano Mitch McConnell, quien le falta poco para decir que “primero llueve pa’rriba” antes de que Puerto Rico sea estado.
Yo no sé de más nadie, pero yo estoy cansado de la “roga’era” patética que seguimos haciendo, cada vez con más frecuencia.
Otra aclaración… hubo un tiempo en el pasado cuando yo hubiese preferido la estadidad. El fracaso del estatus actual no es ningún secreto militar, y yo lo he sabido por muchos años. El trato de “segunda clase” no es nada nuevo, simplemente se ha acentuado tras los desastres naturales que Puerto Rico ha sufrido. El tiempo de haber exigido la estadidad era unos 20 años atrás. Pero ese tren ya dejó la estación.
El seguir haciendo plebiscitos a estas alturas es como usted hacer un “mini-plebiscito” en su vecindario, donde el 90 por ciento dice que su vecino del lado lo tiene que invitar a usted a su casa. Su vecino dice que “NO… que no lo quiere”, y usted espera par de años y vuelve a hacer otro “mini-plebiscito.” Quizás sea ridículo el ejemplo, pero no es tan ridículo como hacer otro plebiscito de lo mismo y esperar una respuesta diferente de Estados Unidos.
Lo que debemos estar exigiendo, con todas las energías posibles, es un trato equitativo de parte de Estados Unidos. Lo que funcionaba medio siglo atrás, ya no funciona. El arreglo que se originó con la creación del Estado Libre Asociado en el 1952 hace tiempo está obsoleto. Creo que después de 122 años como territorio de Estados Unidos, nos merecemos la consideración y el respeto de podernos sentar a dialogar y negociar una relación que sea mutuamente beneficiosa.
Dudo que muchos en Puerto Rico quieran la separación total. La ciudadanía americana es algo que a muy pocos les gustaría perder. Lo mismo con muchos otros beneficios de nuestra relación con Estados Unidos. El sueño de un Puerto Rico totalmente independiente es algo que sirve para una conversación con un café… pero poco realista o práctico a estas alturas.
Lo cierto es que nuestra relación con Estados Unidos es algo que se tiene que trabajar. Estamos en el siglo XXI, con la globalización y adelantos que eso ha conllevado. Países como Republica Dominicana y Panamá, en nuestro espejo retrovisor hace 20 años atrás, ya nos han pasado por el lado. Mientras nosotros seguimos con unos límites impuestos en el marco global de los 1950, pero que hacen poco sentido en el 2020.
Unamos nuestras mentes y nuestros esfuerzos para mejorar esta relación que la gran mayoría queremos mantener.
Como estadista que NO Vota PNP, para mi el plebiscito ofrece una oportunidad de votar por la estadidad y No votar PNP. Lo cual envia un mensaje claro de que PNP No representa mis intereses. Igual No debemos rendirnos de exigir nuestros derechos. Contando que hay un grupo de personas que ahora tiene 18 que puede y debe tambien tener el derecho de expresarse. Yo pienso que Estadidad Si o No debe estar en todas las elecciones cada 48 meses. Para recoger el sentir de los nuevos votantes, No dejar de reclamar los derechos y que No se entienda que un voto por X o Y partido que tienen los ideales secuestrados es un voto o en contra de la Estadidad. Esto es una oportunidad para nuevos partidos politicos tambien.
¡Muy buen punto de vista, Dani! De eso se trata… de intercambiar ideas y opiniones sobre un tema que tanta importancia tiene para el futuro de nuestra isla. Dependemos de esa juventud que mencionas para que se haga escuchar el sentir del pueblo. Mi propio punto de vista viene de muchos plebiscitos anteriores que no necesariamente se han manejado de la mejor forma.
Inclusive, antes de tener mi “blog” recuerdo haber posteado en Facebook con cierta ironía sobre los intentos del Partido Popular en aquel tiempo de crear tanta confusión en la papeleta de un plebiscito de estatus… que se necesitaba un doctorado en B.S. para descifrarlo. Los votos se prestan a la politiquería, y ese es el real problema y la razón por la cual la gente “voltean los ojos” al escuchar de otro plebiscito.
Quizás un simple “SI” o “NO”, como mencionas, llevaría el mensaje de forma más contundente. Claro… se va a necesitar más de un 20 por ciento de la población votando para hacerlo estadísticamente confiable. Cuenta con la campaña fuerte de los politiqueros para “boicotear” el plebiscito.
Como de costumbre, gracias por tus comentarios.