Paseo por la Baldorioty

¡Saludos!  Disculpen mi ausencia.  Acabamos de regresar de unas cortas vacaciones en Estados Unidos, y ayer mi esposa y yo tuvimos que ir a San Juan por la Baldorioty de Castro para unas gestiones personales.  Aunque las cosas en las cuales me fijé son cosas de todos los días, en esta ocasión me chocaron más de lo normal.

Pero como trasfondo, cuento también que no hace mucho estuve en un foro del Internet al cual frecuento hace años.  En esa ocasión me acuerdo tuve que contestarle a un individuo estadounidense que de mala manera criticó a Puerto Rico, hablando de los cascos de edificios vacíos y llenos de grafiti.  Defendí a Puerto Rico, porque es lo que hago automáticamente cuando alguien de afuera critica de mala manera.

Volviendo al viaje a San Juan en el día de ayer, varias cosas me pasaron por la mente.  Primero fue la inevitable comparación que uno hace cuando sale fuera de Puerto Rico, y regresa.  No hay que tener poderes extraordinarios de observación para hacer estas comparaciones.  Lo segundo fue la contestación que le había dado a aquel individuo de malos modales en el foro cibernético.

Lo cierto es que uno transita por la Baldorioty por el área de Santurce, solo hay que ponerse a contar los cascos vacíos de edificios llenos de grafiti.  Aquellos que transitamos esa ruta frecuentemente quizás ni nos vemos ya… la mente humana trabaja de esa forma.  Se han convertido en parte del panorama normal.  No solo eso, sino que desde el Huracán María hace ya para dos años, hay un enorme letrero tirado encima de unos techos al lado de la Baldorioty.  Parecería que hubo un bombardeo en esa área, de lo horrible y desagradable que se ve.

Pero la gota que colmó la copa en este viaje en particular fue cuando nos dirigimos hacia la Avenida José de Diego por medio de la marginal.  Como había tráfico, tuve la oportunidad en una de mirar hacia la izquierda hacia las paredes del viaducto por donde cruzan las calles San Jorge y Del Parque.  Ahí pude notar que hasta los paneles con relieve en forma de círculos estaban cubiertos de grafiti.  Eso para mí es nuevo.  Y aclaro… no estoy hablando de arte ni murales.  Estoy hablando de grafiti del tipo que pinta un individuo con nada productivo que hacer y una lata de pintura en sus manos.

O sea, que ya a estas alturas, un paseo por la Baldorioty en Santurce se ha convertido en un paseo por aquellas ciudades en países “tercer-mundistas” que vemos en televisión a cada rato.  ¡Qué vergüenza!

Quisiera un listado… y quizás algunos lectores me puedan ayudar aquí… de todas las excusas habidas y por haber del por qué Puerto Rico tiene que seguir viéndose en estas condiciones.  No estamos hablando de sectores escondidos del ojo público, de los cuales obviamente hay en todas las ciudades del mundo.  Estamos hablando de una de las vías principales de San Juan, y por donde transitan miles y miles de turistas y visitantes de camino al Condado o al Viejo San Juan.  Y no porque sean turistas.  No soy psicólogo, pero tiene que haber un efecto algo negativo al ver estas cosas diariamente, y ver como nadie se inmuta a obligar a que esto se solucione. 

Vamos… ¿Cuáles son las excusas?  Hablando de los cascos vacíos y llenos de grafiti… todas esas propiedades presumo tienen dueño(s).  Ahí hay dos alternativas.  Arreglo… o demolición.  Sencillo.  Siempre hace falta estacionamiento adicional, como también áreas verdes urbanas, como áreas donde estacionar “food trucks.”  Lo que no hace falta son más cascos vacíos y llenos de grafiti.  ¿El letrero caído?  También tiene dueño.  Hagan lo que tengan que hacer, pero saquen eso de ahí, antes que se convierta en el retrato emblemático de San Juan.  ¿En qué otra ciudad de esta parte del mundo hubiese permanecido ese letrero tirado ahí por casi dos años?  Contestación: En ninguna.

Quizás suene a exageración, pero mi opinión es que se crea un adormecimiento mental y emocional.  Esto a su vez da lugar a un estado de apatía, el cual entiendo es perjudicial para cualquier sociedad.  No permitamos eso aquí.

Pero… tengo una idea.  Si no vamos a remover el letrero caído, vamos a convertirlo en monumento y así podemos cobrar la entrada y recaudar más fondos que el gobierno pueda robar… digo… utilizar.