Rehenes

En mi discusión de política utilicé una palabra fuerte, “rehenes.”  Primero vamos a ver la definición de la palabra.  Según Wikipedia:

“Un rehén es una persona cuya libertad se verá privada y retenida a la fuerza por unos captores con objeto de utilizar esta situación para tratar de obligar a otra persona, organización o nación a cumplir unas condiciones dadas. Tomar rehenes supone una amenaza para el propio rehén y para la parte coaccionada.”

Pues bien.  En el sentido clásico, obviamente no aplica, ¿no?  Pues dirán ¿a qué viene el uso?  Sencillo.  En el caso de un país donde un pequeño grupo de personas, los gobernantes en este caso, obligan al pueblo a unas condiciones dadas.  Donde dichos gobernantes y dichos gobiernos existen para el mero propósito de enriquecerse mientras se “turnean” en el poder.  Donde el sistema partidista obsoleto no compone nada, excepto esconder la falta de iniciativas en aquellas áreas que ameritan atención (economía y empleos, educación, seguridad, salud), sirviendo como escudo para esconder ineptitud y corrupción.  Mientras el ciudadano productivo, inteligente, pensante, vive frustrado porque las elecciones solo sirven para poner azul o rojo en el poder.  No importa lo que haga un elector consciente e inteligente el día de las elecciones.  El resultado seguirá siendo “azul” o “rojo”.  A esto, ¿no le podemos poner la etiqueta de “rehén”?

Sal a votar, dicen los políticos.  Muy buen consejo.  Pero vamos a decir algo controversial aquí.  ¿Cuál es la composición típica mayoritaria de votantes en Puerto Rico?  ¿Qué base y conocimientos tiene la gran masa de votantes que acuden a las urnas el día de las elecciones para decidir si azul o rojo?  Porque ese es el criterio primordial… azul o rojo.  No quien tiene el mejor plan para estimular la economía del país.  No quien tiene el mejor modelo para mejorar el sistema educativo.  No.  Azul o rojo.  En caravanas políticas nadie nos gana.  Banderas, “tumba cocos”, sirenas y ruido a “tutiplén.”  Agárrense a algunos de los carros en una caravana y pregunten por qué están ahí.  Se asombrarían de las respuestas.

De nuevo, ¿Cuántas décadas más vamos a tolerar este ciclo vicioso, interminable, y nauseabundo cada 4 años?  Dicen que el perro no se tropieza con la misma piedra dos veces.  En eso nos ganan por la clásica milla.

Así que ¿de quién somos rehenes?  Yo diría de los políticos.  Pero también hay que hacer mención de la población.  Los políticos, astutos por naturaleza, saben a quién decirle y prometerle qué.  ¿Qué me vas a dar?, y te doy el voto.  No que vas a hacer por Puerto Rico, sino que me vas a dar a mí.  Los políticos saben esto, y lo exprimen en su totalidad.

Mientras tanto, aquellos de nosotros con cierta edad, hemos visto como otros países caribeños nos han pasado por el lado de camino a la prosperidad.  Ya no podemos mirar de la nariz para abajo a sitios como la misma Republica Dominicana.  El chiste es que ya las yolas no viajan en esta dirección, sino en la otra.  Puerto Rico lleva un estancamiento de décadas y décadas.  ¿No somos rehenes?  Por favor.  Somos rehenes de un sistema bien engranado y aceitado.  Políticos “turneándose” en el poder, dedos apuntados en todas las direcciones, y una población con gríngolas, feliz de jugar el juego interminable.

Situaciones de rehenes en su sentido literal suelen durar horas, días, y en casos extremos hasta un par de años.  Nosotros llevamos muchas décadas, sin una luz al final del túnel.  Somos más rehenes de lo que creemos.

2 comments

  1. Muchos pecamos precisamente por pensar que nuestro voto no hará diferencia, pero confío en que las generaciones nuevas de “millennials” exigirán más de sus candidatos al momento de ejercer su voto.

  2. Gracias por tu comentario, Vanessa. Esperemos que siga la tendencia de candidatos independientes y de calidad. El que Alexandra Lúgaro haya obtenido el 11% de los votos en las últimas elecciones es de por sí una buena seña.

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