Soluciones #1: Estatus

Tenía un artículo largo donde iba a comenzar con varias de las soluciones que necesitamos en Puerto Rico, pero algunos lectores me han dado el “feedback” que a no todo el mundo le gusta leer artículos largos.  Por eso voy a dividir el tema de “Soluciones” en diferentes partes, para atacar cada uno individualmente.

Comencemos con el estatus de Puerto Rico.  Hay quien dice que es lo primero que hay que resolver… y hay quien dice que no… que es preferible concentrarnos en asuntos más importantes.  Pero lo cierto es que el estatus de Puerto Rico es el elefante blanco en el cuarto que nadie quiere mirar, pero es imposible de ignorar.

Hemos vivido en un limbo por largas décadas.  Tenemos una relación con Estados Unidos la cual nos ha convenido para muchas cosas, pero ha sido perjudicial en otras.  Para colmo, tenemos un sistema arcaico de tres partidos, cuya principal razón de existir es promover diferentes opciones de estatus… la estadidad, seguir como territorio de Estados Unidos, o la independencia.  Por más que lo queramos disfrazar, esa es la realidad.  En Estados Unidos los partidos principales son el Republicano y el Demócrata.  Tienen sus plataformas como tiene que ser, pero se concentran en los asuntos que incumben al diario vivir de sus ciudadanos.  No tienen que discutir estatus, lo cual aquí diluye el dialogo sobre los otros asuntos.

¿Cuál es la solución?  Atacar el problema del estatus, pero en paralelo con los otros asuntos que le incumben al país.  Los dos a la vez.  No podemos dejar de gobernar efectivamente mientras bregamos con el estatus… y no podemos ignorar el asunto del estatus como si fuera el elefante blanco que mencioné.

Ahora… y aquí es que viene la substancia de la discusión… es imprescindible que el estatus se maneje con seriedad, sin agendas políticas, y con claridad y transparencia para todo el pueblo. 

El historial de plebiscitos de estatus en Puerto Rico ha sido patético.  Cinco plebiscitos desde el 1967.  Un plebiscito en 1998 donde increíblemente una de las opciones era “Ninguna de las Anteriores.”  De hecho, esa opción ganó.  El plebiscito en el 2012 donde totalmente confunden al pueblo con dos preguntas, y nuevamente los resultados son discutidos e interpretados totalmente diferente entre los dos partidos principales (el PNP y el PPD).  Finalmente el referéndum del 2017 donde el 97% de los votantes favorecen la estadidad, pero solo hay un 22% de participación… en un país donde nos enorgullecemos de los porcientos de votantes en las elecciones.  En fin, un verdadero circo, donde los partidos principales buscan colocar nubes de humo en el diseño de la papeleta, y luego los resultados son vistos con diferentes ojos a la conveniencia del partido envuelto.  No en balde no nos cogen en serio.

Pero ya me estoy pasando de mis “cinco minutos.”  Resumiendo… el estatus hay que seguirlo bregando.  Afecta todo lo que hacemos y no podemos hacer como gobierno.  Hace falta definición.  De haber un futuro plebiscito, tiene que ser apolítico, si eso es humanamente posible, claro y transparente… para quizás obtener un porciento decente de participación.  Y finalmente, tiene que ser en paralelo con los asuntos críticos y de relevancia en la isla.

En futuros artículos de “Soluciones” hablaré de la estructura de los partidos, y otros temas relacionados.

2 comments

  1. Creo que va a ser bien cuesta arriba que se haga un plebiscito “apolítico”, precisamente por el problema que señalas sobre el sistema arcaico que caracteriza a los partidos. Aunque sea una agencia externa que lo dirija eso se convertiría en el mismo circo de caravanas y alto parlantes y al final cada quien votaría por su color favorito. Además, nada cambiaría al menos que Estados Unidos reconozca y ratifique el resultado. Para que se tome en serio debe ser un plebiscito impuesto por EU y no proveniente del azul o del rojo (los que históricamente han estado en el poder). La otra opción para lograr cambio, algo drástica, es una revolución a lo Cuba circa 1958 (el sueño de muchos independistas ilusos). Pero los puertorriqueños, aunque nos encanta el revolú, no tendemos a ser revolucionarios. Más bien somos complacientes. A pesar de todos los problemas que necesitan soluciones inmediatas seguimos en nuestro día a día con los mismos boquetes en las carreteras y las mismas musarañas en la cabeza.

  2. Traes unos excelentes puntos Angela, y una vez más gracias por tus comentarios. Es refrescante que dentro de la apatía general que a veces nos caracteriza como pueblo, todavía hay personas a quienes les interesa y se preocupan por lo que sucede en el país. Sí, lo de un plebiscito apolítico en realidad es un sueño que jamás sucedería en el Puerto Rico de hoy. Uno impuesto por Estados Unidos sería la única manera de obtener credibilidad en los resultados. Pero el punto clave es donde mencionas que Estados Unidos tendría que reconocer y ratificar el resultado. Después de todo, podemos pedir la estadidad contundentemente, y si Estados Unidos no nos aceptan como el estado # 51, nada va a suceder. Nos caracterizaste perfectamente al final del comentario. Nos encanta el revolú, pero a la vez somos complacientes. Una combinación frustrante cuando se trata de querer mejorar las cosas en la isla.

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