Aquellos con perros dentro de la casa saben que con disciplinarlos un par de veces por ensuciar el piso, aprender a no hacerlo. Niños de dos años en adelante aprenden lo que significa “No” bastante rapidito.
¿Por qué, entonces, continúa la persistente práctica de la corrupción por parte de figuras políticas en Puerto Rico?
Tarde que temprano, todos caen. ¿Cuál entonces es la insistencia de seguir con las mismas prácticas, para después salir en los periódicos como los corruptos que son?
Por otra parte, el público puertorriqueño parece estar anestesiado contra estas incidencias. “Oh… ¿otro más? Oye… ¿qué hay de almuerzo hoy?”
El ciclo vicioso se repite una y otra vez. Llegan los tiempos de las elecciones… nos vestimos de azul o de rojo… escuchamos hipnotizados mientras los aspirantes políticos nos mienten en la misma cara… elegimos una nueva generación de corruptos… y actuamos sorprendidos cuando los cogen “con las manos en la masa.”
El sistema sigue igual, sin cambios. Vienen las promesas políticas. Nos apaciguan un poco. Y se repite el ciclo. El sistema sigue sin cambiar.
Esto es lo verdaderamente increíble. Sabemos el cómo se dan estos actos corruptos. Pero seguimos sin cambios significativos en el sistema que nos salvaguarden de esto.
Nos parecemos al hámster de la ilustración, corriendo… corriendo… corriendo… sin llegar a ningún lado.
Dicen que el ser humano es el único animal que se tropieza con la misma piedra dos veces. Difiero. Nosotros cogemos la piedra del piso y nos golpeamos en la cabeza una y otra vez, mientras nos quejamos que nos duele.
Entonces nos indignamos cuando viene alguien de afuera y nos critica por tener gobiernos ineptos y corruptos.
Lo que debemos sentir es vergüenza. Seguimos con el mismo sistema (sin controles administrativos efectivos)… y nos quejamos cuando obtenemos los mismos resultados.
Llevamos décadas en esto. ¿Cuándo va alguien a “coger un par prestados” y ponerle fin a este ciclo vergonzoso?